miércoles, 19 de noviembre de 2014

Las guindas de la campaña


Nos sorprenden a última hora dos sindicatos con dos escritos que, aparte de evidenciar que no se han roto la cabeza pensando, ponen de manifiesto con nitidez la sospecha de que ninguno de los dos  se  ha dado mucha cuenta de la que montaron acordando con Menéndez un ERTE como el que padecemos.

El primero, el CSIF, que se subió al carro deprisa y corriendo a la firma el último día y de madrugada, aparte de un programa electoral tradicional que lo mismo sirve para un roto que para un descosido, propone algo verdaderamente enternecedor: prejubilaciones a los 50 años y voluntarias. Un sindicato que ha firmado que la plantilla financie en su totalidad un ERTE que no prejubila, sino que se limita a saquear los bolsillos de los trabajadores sin contrapartida alguna y que ha enseñado a Menéndez a arreglarse las cuentas sin poner un céntimo encima de la mesa, nos quiere ayudar a imaginarnos cómo éste se estará despanzurrando de risa al ver esta peregrina propuesta, que supera a la de Podemos en diez años (hacia abajo), pero que transparenta el cacao mental que tiene este sindicato con muchísima claridad.

Y no se queda a la zaga CCOO, no. Cuando a cualquiera se le alcanza que lo que hay que hacer es precisamente evitar que un sindicato antes mayoritario, y que ya no lo es gracias a que en las últimas elecciones sindicales en Asturias han perdido la mayoría que disfrutaban junto a UGT en el banco, vuelva serlo… se descuelgan pidiendo precisamente lo contrario: que les ayudéis a mantener el monopolio sindical.

Y alegan para ello dos razones importantísimas: que tienen una estructura que les sirve de apoyo (no como otros sindicatos de segunda división) y que disponen de auténticos especialistas en temas jurídicos o en temas complejos “como los relativos a los fondos de pensiones” que es justamente el único apartado del ERTE que tumbó la Audiencia Nacional: que no se pueden quitar las aportaciones a los fondos porque así lo acuerden el banco y los sindicatos firmones y que a devolverlas tocan.

El otro es no menos candoroso: su objetivo primordial sigue siendo el mantenimiento del empleo, aunque no dicen a costa de qué (¿más reducciones salariales?) y apoyarían las salidas voluntarias siempre que sean pagadas por la empresa y no por los que se quedan.

Los dos sindicatos apoyan lo mismo: prejubilaciones voluntarias. Pero ambos saben perfectamente que pagar las prejubilaciones supone mucho dinero para el banco. Y saben también que la firma del ERTE supuso un cambio radical con el pasado: a quien se le ha enseñado a salir de la crisis haciéndoselo pagar a la plantilla en exclusiva nunca más se le sacará un euro para pagar prejubilaciones.

Entonces, ¿a qué vienen estas tonterías?

Lo dejamos a la imaginación de cada uno. Eso sí, procurando no olvidar que lo que salga de estas elecciones será para los próximos cuatro años. Y qué cuatro años.

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